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Para aprender a hablar un idioma hay que decir muchos disparates

 

In Order to Learn a New Language You Have to Make a Lot of Mistakes

 

Hergit “Coco” Llenas

Directora Nacional de Acción Comunitaria Hispana

American Federation for Children

 

La barrera del idioma es una de las razones más grandes que los padres hispanos admiten tener para no involucrarse en la educación de sus hijos. En una encuesta realizada a ciento cincuenta padres inmigrantes, con niños cursando la escuela primaria en el distrito escolar del condado de Clark, se encontró que a pesar de reconocer la necesidad de estar más al tanto de lo que ocurre en la escuela de sus hijos, muchos padres no se atreven a aventurarse a hablar con los maestros y administradores por no sentir que su dominio del inglés es el adecuado.

Para aprender a hablar un idioma hay que decir muchos disparates, como lo hacen los niños muy pequeños, quienes en su inocencia son incapaces de entender el concepto de la vergüenza y carecen del miedo al ridículo.  Ellos no piensan dos veces antes de decir las cosas. Su único objetivo es darse a entender y ¡cómo lo logran! Ya de adultos, nos volvemos expertos en el arte de llenar el libro de ejercicios y de repeat after me, pero no en el oficio de hablar inglés con cualquiera en cualquier ocasión que lo amerite. Conozco a muchas personas que han tomado todos los niveles habidos y por haber de cursos en inglés y todavía no dicen en voz alta ni good morning. Cuando les pregunto a dichas personas por qué el diploma que avala su condición de angloparlantes no les alcanza para emplear a diario ese idioma, me responden: “Pues creo que lo leo y lo escribo bien, pero me da pena hablarlo.”

¡Qué forma más vil de desperdiciar todo el tiempo y el dinero invertido en adquirir otro idioma! Lo que no se practica, se pierde; porque a fuerza de no usarlo, se termina por olvidar lo aprendido. Y es que, como en el proceso de caminar, primero se gatea y después se corre. Es decir, al principio se avanza despacio y con la práctica se anda más de prisa. A los adultos nos da vergüenza hablar con otros adultos como si estuviéramos gateando, o como se diría en mi terruño, macujeando. Tememos decir las palabras mal y hacer el ridículo. Quisiéramos abrir la boca y comunicarnos articuladamente, con rapidez, tal como lo hacemos en la lengua materna. En vista de que esto es imposible, optamos por no decir nada o decir “Ay don’ espik english” (I don’t speak English). Y así, con esta frase, auto-saboteamos la posibilidad de algún día lograr caminar o correr en inglés. Con esta frase, pasamos de gatear a la mudez, al silencio.

Su servidora llegó a los Estados Unidos ya adulta, sin dominio del idioma. Tuve que decidir entre el miedo al ridículo y el silencio. Aprendí que para alcanzar la fluidez hay que ser un poco sinvergüenza y algo inocente, igual que un niño. Antes de poder expresarme casi con tanta soltura como en español dije un montón de disparates, me corrigieron muchas veces, me puse colorada en numerosas ocasiones y todavía meto la pata de vez en cuando. Recuerdo una vez que se perdió la conexión del satélite en el hotel donde trabajaba. Los huéspedes bajaron en tropel a la recepción, estaban enfadados porque sus televisores no tenían señal. Yo apenas sabía unas cuantas frasecitas en la rica lengua de Shakespeare. La palabra satélite no la había aprendido. Tampoco podía explicar bien que el aparato en cuestión no estaba funcionando. Sólo se me ocurrió decir, apuntando al cielo: “De machine in the sky is plrrrr”. A la pronunciación del recién inventado verbo “plrrr”, añadí un movimiento de las manos que sugería la acción de algo roto. Supongo que me di a entender, pues un señor se dio vuelta para explicarle a su mujer lo que pasaba. Le escuché decir: “The satellite signal went down”. De esta forma aprendí a decir que la señal del satélite se cayó. Luego, poco a poco, una barrabasada tras otra, llegué expresarme con propiedad en inglés, desafiando el enunciado aquel que reza “cotorra vieja no aprende a hablar”. Aquí entre nos, amados padres, ¡sí que puede!

 

Porque creemos que todos nuestros niños merecen tener acceso a una educación de alta calidad, nosotros promovemos y defendemos la Opción Escolar. Somos la American Federation for Children y estamos trabajando en Tennessee para crear más oportunidades educativas para nuestra comunidad. Visítenos en http://www.federationforchildren.org y/o escríbanos a CLLenas@FederationForChildren.org. Estamos para servirle.

 

 

 

 

 

 

 

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