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Families Mourn Victims of Mexico City Subway Collapse

Familias lloran a víctimas de accidente en metro de México

MEXICO CITY (AP) — José Luis Hernández Martínez crossed Mexico City every day on subway Line 12 between his home on the city’s south side and the body shop where he worked repairing mangled cars.
The 61-year-old’s train had emerged from beneath the city and was jostling along the elevated portion far from downtown late Monday night (May 3) when two of its bright orange cars suddenly fell into a void.
Hernández Martínez was killed instantly, his son Luis Adrián Hernández Juárez said, one of 25 people who died in one of the world’s largest subway system’s worst accidents. More than 70 others were injured.
“My father was recovered without vital signs, with trauma to his thorax, his brain, his feet, his knees,” Hernández Juárez said, gripping the death certificate. He said emergency personnel told him his father was crushed beneath other passengers. “It’s really terrible to see your father that way for the last time.”
Hernández Juárez planned to bury his father Wednesday as a string of funerals began across the city of more than 9 million people.
Anger and frustration boiled among the victims’ families and those who ride the sprawling subway daily.
“No one is going to give me my father back, even if they give me 10 million pesos,” Hernández Juárez said, while expressing concern that his mother had been left without a source of income.
A preliminary review suggested a failure in the horizontal support beams caused the accident, authorities said.
Mayor Claudia Sheinbaum urged the public to avoid speculation and promised a thorough and independent investigation. Authorities are expected to present a preliminary report on the accident Friday.
Line 12 is Mexico City’s longest and newest, but has been plagued with problems since it began operating in 2012. At its farthest point, it carries commuters from the capital’s still semi-rural south side to jobs across the city. Some 220,000 riders use Line 12 every day.
Early targets for the public’s ire were already emerging, among them the subway’s director, Florencia Serranía. Sheinbaum said she had not received any report about problems on Line 12 that suggested the possibility of a failure like the one Monday night.
Serranía said Tuesday that the line received a “very rigorous” daily inspection. It was also reviewed in June 2020 after an earthquake that was strong but did not cause significant damage in the city, she said. A city report in 2017 noted significant damage to a portion of the line after a 7.1 magnitude earthquake that year.
Foreign Relations Secretary Marcelo Ebrard, who was Mexico City’s mayor from 2006 to 2012 when the line was constructed, was also feeling the heat. Widely viewed as a possible successor to President Andrés Manuel López Obrador, Ebrard said those responsible should be identified and he would make himself available to authorities.
While conclusions on what caused the accident could take months and assigning blame longer, many victims’ families were faced with the immediate needs brought on by the loss of their primary breadwinners.
Gisela Rioja also spent Monday night and Tuesday morning scouring the city’s hospitals for information on her husband, 42-year-old Miguel Ángel Espinosa Flores, who worked in a department store at a mall a few stops from where the accident occurred.
Rioja finally found him Tuesday at a morgue in the Mexico City borough of Iztapalapa. She described him as a hard worker, responsible and happy. She and their two children depended on him.
“I want justice for my husband because a simple apology is not going to bring him back to us,” she said. “He was my love; he was everything to me. It hurts so much, so much, so much because of the way it ended.”
Luisa Martínez sat outside city government offices in Iztapalapa on Tuesday afternoon awaiting the release of the body of her niece’s husband, Carlos Pineda, a 38-year-old dentist. Pineda leaves behind his wife and their two children ages 7 and 13.
“He was the one who supported the family. Now they are left without income,” Martínez said. “They have to compensate us now. I don’t want it in a year or two years like all bureaucratic procedures.”

ESPAÑOL:

CIUDAD DE MÉXICO (AP) — José Luis Hernández Martínez cruzaba Ciudad de México todos los días en la Línea 12 del metro, entre su casa en el sur de la ciudad y el taller de carrocería donde trabajaba reparando vehículos chocados.
El hombre, de 61 años, viajaba el lunes, 3 de mayo, por la noche en un tren que había salido del subsuelo de la ciudad y circulaba por un tramo elevado lejos del centro cuando dos de sus vagones naranjas cayeron de pronto al vacío.
Hernández Martínez murió en el acto, indicó su hijo, Luis Adrián Hernández Juárez. Es uno de los fallecidos de uno los peores accidentes de metro del mundo que se cobró la vida de 25 personas, según la última cifra dada a conocer por la fiscalía capitalina el martes por la noche. Más de 70 personas resultaron heridas.
“Mi papá fue rescatado sin signos vitales. Con traumas en el tórax, en el cerebro, en los pies, en las rodillas, hematomas”, dijo Hernández Juárez, que se aferraba al certificado de defunción. El personal de emergencias le dijo que su padre había quedado aplastado por otros pasajeros. “Es algo muy feo ver a tu padre así por última vez”.
Tenía previsto enterrar a su padre el miércoles, mientras comenzaban los funerales por toda la ciudad. La capital, de casi diez millones de habitantes, está de luto oficial.
La ira y la frustración bullían entre los familiares de las víctimas y los que utilizan cada día la amplia red del metro.
“Nadie va a devolverme a mi papá aunque me den 10 millones de pesos”, lamentó Hernández Juárez, que expresó su preocupación porque su madre se había quedado sin fuente de ingresos.
Los primeros datos apuntan a un fallo estructural en las vigas de apoyo como causa del siniestro, según las autoridades.
La alcaldesa Claudia Sheinbaum instó a la población a evitar especulaciones y prometió una investigación profunda e independiente. Las autoridades esperaban presentar un primer informe preliminar sobre accidente el viernes.
La Línea 12 es la más larga y más nueva de la Ciudad de México, pero ha tenido una sucesión de problemas desde que empezó a operar en el 2012. Su recorrido llega hasta la zona más rural al sur de la ciudad, donde suben trabajadores para llegar a sus puestos por toda la ciudad. Unos 220.000 pasajeros utilizan a diario la Línea 12.
La indignación de la gente ya ha encontrado varios blancos, como la directora del metro, Florencia Serranía. Sheinbaum dijo que no había recibido reportes de problemas en la Línea 12 que sugirieran la posibilidad de un fallo como el del lunes por la noche.
Serranía dijo el martes que la línea recibía una inspección diaria “muy rigurosa”. También se revisó en junio del 2020 tras un sismo fuerte pero que no dejó daños significativos en la ciudad, añadió. Un reporte municipal del 2017 identificó, sin embargo, daños importantes en un tramo de la línea tras el terremoto de magnitud 7,1 de ese año.
El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, que fue alcalde de la Ciudad de México entre el 2006 y el 2012, cuando se construyó la línea, también recibió críticas. Ampliamente considerado como el posible sucesor del presidente Andrés Manuel López Obrador, Ebrard dijo que los responsables debían ser identificados y añadió que colaboraría con las autoridades.
Aunque podría tomar meses determinar qué provocó el accidente, y más aún identificar a un responsable, los familiares de muchas víctimas afrontan necesidades inmediatas provocadas por la pérdida de sus cabezas de familia.
Gisela Rioja pasó el lunes por la noche y el martes por la mañana recorriendo los hospitales de la ciudad en busca de información sobre su marido, Miguel Ángel Espinosa Flores, que trabajaba en unos grandes almacenes a unas pocas paradas del lugar del accidente.
Lo encontró el martes en una morgue en el barrio de Iztapalapa. Lo describió como trabajador, responsable y feliz. Ella y sus dos hijos dependían de sus ingresos.
“Yo quiero justicia para mi esposo porque no con un simple perdón va a regresar con nosotros”, dijo. “Para mí era un amor, para mí era todo. Me duele mucho, mucho, mucho por cómo terminó”.
Luisa Martínez esperaba sentada el martes por la tarde ante las oficinas municipales de Iztapalapa a que se entregara el cadáver del esposo de su sobrina, Carlos Pineda, un dentista de 38 años. Pineda deja una esposa y dos hijos, de 7 y 13 años.
″Él era el que mantenía a su familia. Ahora ellos quedaron sin sustento”, dijo Martínez. “Nos tienen que indemnizar ahora. No lo quiero en un año ni en dos años como todo trámite burocrático”.

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