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El dilema del maestro

The Teacher’s Dilemma

 

Hergit “Coco” Llenas

Directora Nacional de Acción Comunitaria Hispana

American Federation for Children

 

Existen pocas profesiones con la capacidad que tiene el magisterio de transformar profundamente la vida de otro ser humano. Por lo general, las personas que eligen ejercer esta carrera lo hacen motivadas por un verdadero espíritu de servicio hacia los niños y la comunidad, pues como es bien sabido, no lo hacen por dinero. La gran mayoría de profesionales de la educación son mujeres, caucásicas, provenientes de la clase media, quienes al salir de las escuelas de educación universitarias y entran a trabajar en las escuelas públicas se encuentran con una realidad ajena a la que ellas mismas han experimentado hasta la fecha.

Gracias a las reglas que rigen la sindicalización de este gremio, las maestras con cierta antigüedad gozan del privilegio de escoger primero a dónde van a ir a enseñar antes de empezar el próximo año escolar. Así pues, luego de haber adquirido experiencia, muchas optan por mudarse fuera de las escuelas donde iniciaron sus carreras para ir a enseñar a escuelas con menos retos. ¡Y no se las puede culpar! Como resultado, a las recién graduadas e inexpertas les toca solicitar una plaza de trabajo allí donde hay un mayor número de vacantes disponibles.

¿Dónde es eso? Pues suele ser en los lugares más necesitados de educadores con mucha experiencia; o sea, en las escuelas públicas situadas en áreas urbanas afectadas por la pobreza, la violencia, las drogas y las pandillas, entre otras calamidades.

Aun en el caso de ir a parar en una escuela cuyas condiciones sean menos calamitosas, la novata encontrará escenarios igualmente lejanos a su historia personal. Por citar un ejemplo, es posible que entre en contacto por primera vez en su vida con estudiantes y padres procedentes de otras razas y/o culturas, cuyas lenguas, fiestas, percepción del rol del maestro –sumadas a un montón de otras cosas- difieren de la del norte americano clase media y caucásico. No es difícil deducir que el choque cultural es tremendo para ambos.

Aunque la profesora tenga la mejor de las intenciones, lo cierto es que estará al inicio de su curva de aprendizaje. Al igual que todo aquel que empieza un nuevo trabajo, le tomará tiempo agarrarle el pie al aula: entender qué hacer y cómo y cuándo hacerlo. Ese tiempo precioso que ella necesita, no lo tienen nuestros niños; porque mientras más precarias son las circunstancias del estudiante, más soporte este necesita. De ahí, la vital importancia de contar con alguien con mucha experiencia para llevarle de la mano.

La brecha cultural también jugará un papel importante en las dinámicas que se operan entre alumno y adulto. De hecho, se cree que los estudiantes varones afroamericanos y latinos son castigados con mayor severidad, sufriendo considerablemente de más expulsiones y suspensiones que sus camaradas blancos, debido en parte a la lectura o mal lectura que la maestra hace de su conducta, juzgándola agresiva o amenazadora, aunque no siempre lo sea. Otra teoría establece que el racismo institucionalizado todavía prevalece en el seno de las escuelas públicas, pero eso es harina de otro costal. Lo que hoy nos ocupa es la problemática de tener nuevos maestros en las escuelas con más carencias, ya que esa situación está generando un círculo vicioso muy destructivo.

Por un lado, se está “quemando” al maestro, quien sobrecogido y necesitado de un mejor sistema de soporte, opta por abandonar la profesión u opta por irse a enseñar a escuelas localizadas en vecindarios de personas pudientes, donde se pueden dedicar a enseñar y punto, en lugar de tener que enseñar y apagar fuegos.

Por el otro, se está exponiendo a la pérdida de tiempo, a las faltas, errores y omisiones que resultan de la inexperiencia de un maestro novato a unos niños que de por sí están en alto riesgo de deserción escolar.

Una de las maneras para romper este círculo vicioso es a través de la opción escolar, la cual proporciona una salida a estos niños atrapados en medios ambientes como los descritos anteriormente. Usando becas, vouchers o education savings accounts, los estudiantes pueden tener acceso a una educación privada gratuitamente o a bajo costo. Por lo regular, en las escuelas privadas hay menos niños por aula, lo que permite una atención más individualizada hacia cada estudiante. Con un poco de suerte, puede que hasta le toque al niño transferido uno de esos maestros experimentados que abandonó el sector público. Al mismo tiempo, este tránsito de una a otra escuela aliviana la sobrepoblación estudiantil en los salones de clases de los distritos escolares urbanos. Es como dicen en inglés, un win-win: ganan los niños, ganan los maestros y ganamos todos.

 

Porque creemos que todos nuestros niños merecen tener acceso a una educación de alta calidad, nosotros promovemos y defendemos la Opción Escolar. Somos la American Federation for Children y estamos trabajando en Tennessee para crear más oportunidades educativas para nuestra comunidad. Visítenos en http://www.federationforchildren.org y/o escríbanos a CLLenas@FederationForChildren.org. Estamos para servirle.

 

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