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Hay un “Max” en cada hogar

 

There Is a “Max” in Every Home

 

Hergit “Coco” Llenas

Directora Nacional de Acción Comunitaria Hispana

American Federation for Children

 

 

Hay un lugar en el mundo donde vive un joven estudiante, digamos que se llama Max. Max es tan bueno para las matemáticas, que en alguna ocasión interrumpió a su profesor de geometría para mostrarle otra manera, más rápida y más fácil, de resolver un problema. Cabe decir que la sugerencia no fue recibida con gran entusiasmo, pues el ego del susodicho maestro tomó las palabras del muchacho como un intento de hacerle quedar en ridículo. Entonces, a Max se le dijo que hay reglas y sistemas que hay que respetar, las cuales se obedecen y punto. Demás está decir que las alitas de su iniciativa se quedaron mutiladas por el resto del año escolar. De hecho, por el resto de su vida académica. Puesto en alerta por su propio instinto de supervivencia, Max reemplazó sus arranques espontáneos de pensamiento crítico por una callada apatía. Esa apatía fue, a su vez, premiada con mejores notas en el reglón de conducta. Ahora, mi hermana recibe menos quejas y da menos viajes a la oficina de la directora. “El niño está mejor ajustado” suelen decir orgullosos los administradores, quienes se pavonean en el deber cumplido de haber domado al libre pensador que vive en mi sobrino. Sin embargo, ni mi hermana, ni yo, ni creo que nadie que tenga dos dedos de frente, puede aplaudir gozosamente esta hazaña.

Más tarde le compartiría a una maestra-amiga las peripecias de “Maxote” (así le llamo de cariño) y la respuesta que me dio me iluminó en la misma medida que me devastó. “Fíjate -me dijo-, yo tengo treinta niños en un salón de clases. Algunos requieren más tiempo para entender algo, otros asimilan el material sumamente rápido. No obstante, yo no puedo ir muy lento, porque los niños avispados se me aburren, ni puedo ir muy de prisa, porque dejaría atrás a la gran mayoría. Así que me cuesta ir a una velocidad promedio, ni muy despacio, ni muy de prisa. A esa velocidad, voy tratando de mover a toda la clase. Aunque lo cierto -hablándote con toda sinceridad- es que sé que sólo le hago justicia a un tercio del estudiantado: los promedios”.  Y continuó: “En condiciones ideales, cada grupo debería estar separado, pero ya sabes que cuando se trata de educar a nivel público, hay que hacer de tripas, corazón”. Llegadas a este punto de la conversación, a las dos se nos escapó un suspiro.

En cada familia hay un Max, es decir: hay un niño con talentos innatos y únicos, con fortalezas y debilidades, con un ritmo que es suyo y suyo nada más. Ese niño(a) merece lo mejor. Merece mucho más que hacer con él de tripas, corazón. Una de las posibles soluciones a la problemática de una educación de molde, de cajita, de zapato de una talla, es la educación individualizada. En Tennessee, el acceso a una educación de este tipo sería posible con la implementación de Education Savings Accounts, también llamadas Empowerment Scholarship Accounts; ambas mejor conocidas por sus siglas en inglés como ESAs. En nuestra próxima entrega hablaremos en detalle sobre ellas. Por el momento, te dejo con una reflexión: ¿Qué estás haciendo por tu “Max”?

 

Porque creemos que todos nuestros niños merecen tener acceso a una educación de alta calidad, nosotros promovemos y defendemos la Opción Escolar. Somos la American Federation for Children y estamos trabajando en Tennessee para crear más oportunidades educativas para nuestra comunidad. Visítenos en http://www.federationforchildren.org y/o escríbanos a CLLenas@FederationForChildren.org. Estamos para servirle.

 

 

 

 

 

 

 

 

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