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Este verano, ¿te toca recoger manzanas?

This Summer, Do You Have to Pick Apples?

 

Hergit “Coco” Llenas

Directora Nacional de Acción Comunitaria Hispana

American Federation for Children

 

Hay un fenómeno conocido como “the Summer loss”. Este se refiere a la pérdida que sufren nuestros niños cuando se pasan el verano sin estudiar y sin repasar lo aprendido. A fuerza de no practicar ni aplicar los conocimientos adquiridos, nuestros estudiantes pierden la memoria de ello. Como resultado, al regresar a la escuela en el otoño, los profesores se ven forzados a repasar mucho del contenido enseñado en el curso anterior, a fin de refrescar los conocimientos previamente obtenidos y posteriormente olvidados. Porque, como reza el refrán: “Lo que no se usa, se pierde”, o mejor aún: “El hábito hace al monje”.

Hace 150 años atrás, la economía de los Estados Unidos se basaba en la agricultura. Durante los meses del verano, los dueños de sembradíos requerían con urgencia toda la mano de obra disponible a fin de recoger las cosechas.

De ahí que, los niños en edad escolar fueran empleados por sus padres o los patrones de sus padres para laborar en el campo.

Desde esa época hasta la modernidad, la economía norteamericana ha pasado primero por la industrialización y luego, por una transición que la ha convertido -casi en su totalidad- en una economía de servicio: la banca, el mercado de valores, las plataformas de internet, las líneas áreas, UPS, etc.

No obstante, todavía en estos tiempos, a finales de mayo o a principios de junio, muchas de las escuelas públicas cierran sus puertas, mandando a los niños a casa. En vista de que ya no tienen manzanas que ir a recoger al rancho, los muchachos se dedican a cualquier otra actividad veraniega.

Si los padres están realmente involucrados en la educación, es posible que los pequeños no se fosilicen jugando video-games o mirando estupideces en la televisión y/o por YouTube. Aprovechando así su tiempo para leer, asistir a cursos de escritura, pintura, música, danza, teatro o cualquier otra actividad que ayude a desarrollar y expresar sus talentos creativos. Si los padres realmente están BIEN involucrados, a este itinerario se podrían añadir actividades deportivas, tales como la natación, el tenis, el balón pie, el baloncesto y demás.

Otros padres, quienes carecen de amplios recursos económicos, considerarían las bibliotecas públicas, los museos locales y/o las clases a bajo costo ofrecidas por el departamento estatal de Parque y Recreaciones (Parks and Recreations), las cuales cuentan con campamentos, talleres, seminarios y hasta programas para conseguir credenciales tales como la de salvavidas, por citar alguna. (Dichos programas varían de comunidad en comunidad).

En el último de los casos, la opción de formar una biblioteca personal siempre queda al alcance de la mano, ya sea inscribiéndose a una biblioteca local o comprando libros por 0.99 centavos en diversos mercados de pulgas.

El punto es, que a nuestros polluelos no se les debe dejar ociosos en el verano, puesto que “la ociosidad es la madre de todos los vicios”. Así pues, busquemos la manera de llenar esa esponjita maravillosa que son sus cerebros con algo más valioso que la basura destinada a las masas no-pensantes. ¡A leer, pues, en el verano!

 

Porque creemos que todos nuestros niños merecen tener acceso a una educación de alta calidad, nosotros promovemos y defendemos la Opción Escolar. Somos la American Federation for Children y estamos trabajando en Tennessee para crear más oportunidades educativas para nuestra comunidad. Visítenos en http://www.federationforchildren.org y/o escríbanos a CLLenas@FederationForChildren.org. Estamos para servirle.

 

 

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