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Judge Blocks Texas Troopers from Stopping Immigrant Transports

Jueza prohíbe a Texas detener autos con inmigrantes a bordo

AUSTIN, Texas (AP) — A federal judge blocked Texas on Tuesday, August 3, from allowing state troopers to stop vehicles carrying immigrants on the grounds that they may spread COVID-19 as worries and new cases are rising along the U.S.-Mexico border.
The temporary order by U.S. District Judge Kathleen Cardone of El Paso is at least a short-term victory for the Biden administration, which had warned that Republican Gov. Greg Abbott’s plan would create more problems amid high levels of summer border crossings in Texas —- particularly in the Rio Grande Valley, which one U.S. official called the “epicenter of the current surge.”
In a sign of the growing strain, local officials there who have rebuffed Abbott’s hardline immigration actions to jail border crossers and build new barrier declared a local state of disaster this week as COVID-19 cases climb and capacity at immigrant shelters is stretched.
Cardone said Abbott’s directive would have the effect of “exacerbating the spread of COVID-19.” She scheduled another hearing for next week.
Abbott spokesman Renae Eze said the decision was “based on limited evidence” and that their office looked forward to providing evidence to the court.
Like Texas, the Biden administration is also raising concerns about the much more contagious Delta variant as large numbers of noncitizens continue arriving at Texas’ southern border. On Monday, the Centers for Disease Control and Prevention renewed emergency powers that allow federal authorities to expel families at the border on grounds it prevents the spread of the coronavirus.
But in suing Texas, the Justice Department accused Abbott of potentially worsening the spread of COVID-19, saying in court filings that impeding the transfer of immigrants would prolong the detention of unaccompanied children in “increasingly crowded” facilities.
Hidalgo County Judge Richard Cortez, a Democrat who is the top elected official in the Rio Grande Valley’s largest county, said Tuesday that typically about 8% of immigrants tested for COVID-19 were positive. He said that number is now at 16% — roughly in line with Texas’ overall positivity rate of 17%, according to state health figures.
“It’s not getting better. It’s getting worse,” said Cortez, defending his local disaster order.
Critics have accused Abbott, who is up for a third term in 2022, of trying to deflect blame for Texas’ rapidly surging COVID-19 numbers on immigrants as he rejects calls to reinstate mask mandates and other pandemic restrictions. On Tuesday, Texas surpassed 7,000 hospitalized virus patients for the first time since February and reported more than 11,000 new cases.
Abbott last week had authorized Texas’ growing presence of state troopers along the border to “stop any vehicle upon reasonable suspicion” that it transports immigrants. Troopers could then reroute vehicles back to their point of origin or impound them. Civil rights groups and immigration advocates have expressed concerns that the directive to troopers could invite racial profiling.
Border crossings usually slow during stifling — and sometimes fatal — summer heat. But U.S. authorities revealed Monday that they likely picked up 19,000 unaccompanied children in July, exceeding the previous high of 18,877 in March. The June total was 15,253, according to David Shahoulian, assistant secretary for border and immigration policy at the Department of Homeland Security, who singled out the Rio Grande Valley for having the largest numbers.
Overall, U.S. authorities stopped immigrants about 210,000 times at the border in July, up from 188,829 in June and the highest in more than 20 years. But the numbers aren’t directly comparable because many cross repeatedly under a pandemic-related ban known as Title 42, which is named for a 1944 public health law.
The CDC said Monday that the ban would remain until its director “determines that the danger of further introduction of COVID-19 into the United States from covered noncitizens has ceased to be a serious danger to the public health.”

ESPAÑOL:

AUSTIN, Texas (AP) — Una jueza federal ordenó el martes, 3 de agosto, a Texas no permitir que los policías estatales detengan vehículos con inmigrantes a bordo sobre la base de que podrían propagar el COVID-19, mientras crecen las preocupaciones y los casos de coronavirus a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México.
La orden temporal emitida por la jueza de distrito Kathleen Cardone, en El Paso, representa una victoria a corto plazo para el gobierno del presidente Joe Biden, que había advertido que el plan del gobernador Greg Abbott crearía más problemas en medio de altos niveles de cruces fronterizos en Texas, particularmente en Río Grande Valley, que un funcionario estadounidense describió como el “epicentro del repunte actual”.
En una muestra de la creciente crisis, los funcionarios locales, que han rechazado las acciones de inmigración de línea dura de Abbott para encarcelar a los que cruzan la frontera y para construir una nueva barrera, declararon esta semana un estado de desastre local en momentos en los que suben los casos de COVID-19 y la capacidad en los albergues para inmigrantes se agota.
Cardone dijo que la directiva de Abbott tendría el efecto de “exacerbar la propagación del COVID-19”. Programó otra audiencia para la próxima semana.
Renae Eze, el portavoz de Abbott, dijo que la decisión estaba “basada en pruebas limitadas” y que su oficina esperaba aportar evidencia al tribunal.
Al igual que Texas, el gobierno de Biden también está planteando inquietudes sobre la variante delta, la cual es más contagiosa, mientras un gran número de personas sigue llegando a la frontera sur de Texas. El lunes, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) renovaron los poderes de emergencia que permiten que las autoridades federales expulsen a las familias de inmigrantes en la frontera con el argumento de que eso evita una mayor propagación del coronavirus.
Pero en la demanda contra Texas, el Departamento de Justicia federal acusó a Abbott de empeorar potencialmente la propagación del COVID-19, señalando en unos documentos entregados a la corte que la transferencia de inmigrantes prolongaría la detención de niños que viajaron sin compañía de un adulto en instalaciones “cada vez más hacinadas”.
El juez Richard Cortez, del condado de Hidalgo y quien es demócrata y el funcionario electo de mayor rango en el condado más poblado de Río Grande Valley, dijo el martes que, normalmente, alrededor del 8% de los inmigrantes que fueron sometidos a una prueba de coronavirus arrojaron un resultado positivo. Señaló que esa cifra es ahora de 16%, más o menos en concordancia con la tasa de resultados positivos de Texas del 17%, de acuerdo con datos de salud estatales.
“No está mejorando. Está empeorando”, señaló Cortez, defendiendo su orden de desastre local.
Los críticos han acusado a Abbott —quien busca ser electo para un tercer período en el 2022— de tratar de desviar la culpa del rápido aumento de las cifras de COVID-19 a los inmigrantes, al tiempo que rechaza las peticiones de volver a implementar órdenes de uso de mascarillas y otras restricciones relacionadas con la pandemia. El martes, Texas superó los 7.000 pacientes hospitalizados a causa de la enfermedad por primera vez desde febrero y reportó más de 11.000 casos nuevos.
La semana pasada, Abbott había autorizado una mayor presencia de policías estatales en la frontera de Texas para “detener cualquier vehículo ante la sospecha razonable” de que se transportaba inmigrantes. Los policías podrían entonces enviar a los vehículos de regreso a su punto de origen o remitirlos a depósitos. Los grupos defensores de derechos civiles y activistas en favor de los inmigrantes han expresado inquietudes en torno a que la directriz podría dar pie a encasillamiento racial.
Los cruces fronterizos generalmente disminuyen durante el verano por el sofocante calor. Sin embargo, las autoridades estadounidenses informaron el lunes que en julio recogieron a aproximadamente 19.000 menores sin compañía de un adulto, superando el máximo anterior de 18.877 registrado en marzo. El total de junio fue de 15.253, de acuerdo con David Shahoulian, secretario adjunto de política fronteriza y de inmigración del Departamento de Seguridad Nacional, que señaló que Río Grande Valley tenía las cifras más altas.
En total, las autoridades estadounidenses detuvieron a inmigrantes en unas 210.000 ocasiones en la frontera en julio, comparadas con 188.829 de junio y la mayor cantidad en más de 20 años. Pero las cifras no son directamente comparables debido a que muchos cruzan la frontera en repetidas ocasiones debido a que son expulsados de manera expedita sin permitirles solicitar asilo y sin enfrentar consecuencias jurídicas.
Los CDC dijeron el lunes que la expulsión expedita seguiría en vigor hasta que su directora “determine que el peligro de que se siga introduciendo el COVID-19 en Estados Unidos por conducto de los extranjeros a quienes se aplica la medida ha dejado de ser una amenaza grave para la salud pública.”

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